Un día decidí darme por vencido…estaba dispuesto a renunciar a mi trabajo, a mi relación, a mi vida. Fui al bosque para un último encuentro con Dios y lo primero que le pregunte fue. «¿Podrías darme una sola razón para no darme por vencido?, una sola!» Su respuesta me sorprendió…
«Mira a tu alrededor” – me dijo – «¿Ves el helecho y el bambú?», respondí «Sí, claro».
Entonces me dijo, “Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé bien, les di luz, las mantuve con el agua necesaria. El helecho creció rápidamente, su verde brillante cubría el suelo. Sin embargo, nada salió de la semilla de bambú.
En el segundo año el helecho creció más brillante y abundantemente. Y, nada creció de la semilla de bambú. En el tercer año, aun nada brotó de la semilla de bambú. Ni aun en el cuarto, ni en el quinto, ni en el sexto año. Y no renuncié, pues estaba dispuesto a seguir cuidándola.”
«Finalmente en el séptimo año un pequeño brote salió de la tierra. Una pequeña hoja apareció. Era muy pequeño e insignificante, sin embargo en muy corto tiempo, algo menos de 6 meses, el bambú creció a más de 30 metros de altura. Se la había pasado siete años echando las raíces que lo hicieron fuerte y flexible”.
Luego me dijo: «No le daría a ninguna de mis creaciones un reto que no pudiera sobrellevar. ¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces?»
Entonces Dios me dijo: «Así como no renunciaría al bambú. Jamás nunca renunciaría a ti. No te compares con otros. El bambú tiene un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos son necesarios y hacen del bosque un lugar hermoso».
“Estate tranquilo” – dijo – «Tu tiempo vendrá, ¡Crecerás muy alto!».
«¿Qué tan alto creceré?» pregunté. «¿Qué tan alto crecerá el bambú?» Me preguntó en respuesta. «¿Tan alto como pueda?» Indagué.
Dios nunca renunciara a ti o a mí, solo debemos entender cuál es nuestro rol y concentrarnos en las raíces, alimentarlas adecuadamente y a Su tiempo creceremos.
Disfruta cada día… los buenos vienen cargados de felicidad. Los malos forjan tu carácter, pero ambos son necesarios para seguir el camino de la vida…
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